Las democracias prosperan gracias a la apertura y la rendición de cuentas, con una excepción muy importante: el acto de votar en sí. Para emitir un voto libre y minimizar la oportunidad de intimidación, los votantes en una democracia deben poder emitir sus votos en secreto. Al mismo tiempo, la protección de las urnas y el recuento de los votos totales deben llevarse a cabo de la manera más abierta posible, para que los ciudadanos estén seguros de que los resultados son precisos y que el gobierno, de hecho, se basa en su “consentimiento”.

Uno de los conceptos más difíciles de aceptar para algunos, especialmente en naciones donde históricamente la transición del poder ha tenido lugar a punta de pistola, es el de “oposición leal”. Sin embargo, esta idea es vital. Significa, en esencia, que todas las partes de una democracia comparten un compromiso común con sus valores básicos. Los competidores políticos no necesariamente tienen que agradarse entre sí, pero deben tolerarse y reconocer que cada uno tiene un papel legítimo e importante que desempeñar. Además, las reglas básicas de la sociedad deben fomentar la tolerancia y el civismo en el debate público.

Cuando termina la elección, los perdedores aceptan el juicio de los votantes. Si el partido en el poder pierde, transfiere el poder pacíficamente. No importa quién gane, ambas partes acuerdan cooperar para resolver los problemas comunes de la sociedad. Los perdedores, ahora en la oposición política, saben que no perderán la vida ni irán a la cárcel. Por el contrario, la oposición, ya sea de un partido o de muchos, puede seguir participando en la vida pública sabiendo que su papel es fundamental en cualquier democracia digna de ese nombre. Son leales no a las políticas específicas del gobierno, sino a la legitimidad fundamental del Estado y al proceso democrático mismo.

A medida que se acerquen las próximas elecciones, los partidos de la oposición tendrán nuevamente la oportunidad de competir por el poder. Además, una sociedad pluralista, en la que el alcance del gobierno es limitado, tiende a ofrecer a los perdedores de las elecciones alternativas de servicio público fuera del gobierno. Los derrotados en las urnas pueden optar por continuar como un partido de oposición formal, pero también pueden decidir participar en el proceso político más amplio y en el debate escribiendo, enseñando o uniéndose a una de las muchas organizaciones privadas que se ocupan de cuestiones de política pública. Después de todo, las elecciones democráticas no son una lucha por la supervivencia, sino una competencia para servir.

El funcionamiento de la democracia

Dado que es imposible que todos participen en la gestión del país, el pueblo elige representantes para actuar en su nombre, como los miembros de la Cámara de Representantes y los consejos municipales.

Democracia parlamentaria

Holanda es una democracia parlamentaria. Esto significa que las elecciones se realizan periódicamente, dando a los ciudadanos la oportunidad de emitir su voto por los candidatos de los partidos políticos que mejor representan sus puntos de vista.

Los representantes son elegidos por el pueblo holandés en varios niveles:

nacional: los miembros de la Cámara de Representantes;
provincial: los miembros del consejo provincial (que a su vez eligen a los miembros del Senado);
municipal: los miembros del consejo municipal;
otro: la junta general de la autoridad local del agua.

Deberes de los representantes

Los representantes electos tienen una serie de funciones:

  • los miembros del Senado y la Cámara de Representantes controlan el trabajo del gobierno (ministros y secretarios de estado);
  • los miembros de un consejo provincial establecen la política en la provincia;
  • los miembros de un consejo municipal establecen la política en el municipio y controlan el trabajo del ejecutivo municipal;
  • los miembros de la junta general de la autoridad del agua examinan el trabajo de la junta ejecutiva.

Papel de los representantes en una democracia

Los ciudadanos eligen a sus representantes, eligiendo a las personas que creen que promoverán sus intereses. Por lo tanto, los representantes deben estar al tanto de los problemas sociales del momento. Para mantenerse informados sobre los acontecimientos actuales, se reúnen con miembros del público y una amplia variedad de grupos de interés, por ejemplo, durante las visitas de trabajo. También responden preguntas por correo electrónico y carta.